Primer día en IRO de Sumire: conociendo a su compañera de cuarto


Sumire - Sirena ❙ Cerrado ❙ En curso


Ante las palabras de su acompañante, - "Suena muy divertido", Sumire simplemente afirmo con la cabeza, pues realmente viajar era algo que le gustaba mucho.


Y así, las jóvenes siguieron charlando animadamente al tiempo que caminaban por el huerto, siendo esto algo que a Sumire le resultaba muy entretenido y agradable. Su acompañante le preguntó entonces sobre las flores amarillas, como el girasol, a lo que Sumire le respondió.


- Por lo que se, las flores de color amarillo suelen significar alegría. El girasol por ejemplo puede significar buena suerte y simboliza una larga vida, pero también lealtad y amor.


Sumire sentía que no solo para ella este era un tema de su gusto, y que su acompañante parecía realmente animada, especialmente por las muchas preguntas que le hizo posteriormente.


- "¿No es genial?... Pero cuéntame de ti ¿De donde vienes hay flores como las que hay aquí? ¿Es un lugar interesante? ¿Te han dicho que eres muy bonita?"


La primera reacción de Sumire fue una sonrisa, si bien también se sonrojo ligeramente tras escuchar como le decía que era bonita. Se sentía agradecida, pero no podía evitar que su lado tímido saliera siempre a la luz con comentarios como ese. Así pues, se tomo un instante en ordenar sus pensamientos, para poder responderle.


- Lo cierto es que no tengo una única casa. Viajo mucho, y no siempre me quedo en el mismo lugar, pero por lo que puedo ver hasta ahora - dijo mirando más detenidamente el lugar - creo que si había visto con anterioridad todas estas plantas. Sobre ser interesante.. - hizo una breve pausa - el lugar donde mi crié era más bien tranquilo, pero también muy agradable. Durante mis viajes he podido conocer muchos otros lugares, algunos igualmente agradables, otros realmente bonitos y otros más diferentes e interesantes. Por ejemplo el lugar de donde venia cuando llegué aquí diría que es tranquilo pero también interesante. Allí aprendí muchas cosas y conocí nuevas razas y plantas. Las personas que viven allí son en general muy amables, y tengo un buen amigo que siempre me deja quedarme en su casa - dijo con una sonrisa.


Sumire no sabía que tanto más pudiera querer saber su acompañante, y tampoco quería aburrirla hablando demasiado. Si bien en el caso de que quisiera saber algo más estaría encantada de responderle. Y así, fue entonces que ella también algo curiosa decidió preguntarle.


- ¿Y como es el lugar del que vienes tu? Recuerdo que antes mencionaste la palabra terrestres. Quizás, ¿también eres de otro mundo?


Sumire solía ser del tipo más tímido y prudente cuando aun no conocía a la otra persona, pero de alguna forma estar con su compañera de cuarto, y aunque acababan de conocerse, le hacía sentir realmente cómoda y le animaba a querer hablar más.

１. I n i c i o : Mi llegada a IRO.

Relato:
Antes de ir al trabajo el pelirrojo tenía la costumbre de recorrer las calles en busca de diversión, sin embargo esa vez necesitaba algo para lograr que su mal humor se vaya después de la discusión con su medio hermano
encontró un lugar bastante concurrido, uno que no había visto antes.
Guiado por su curiosidad se adentro en el edificio, el lugar era más grande de lo que parecía, con distintos áreas, parecía que podría quedarse horas, emocionado, paseó por cada rincón, mientras tomaba algo del bar entabló una charla con alguien del personal dándole más información sobre el casino y la residencia de que era parte del mismo, terminó por darle el folleto por si estaba interesado, al finalizar su bebida tomó rumbo a su trabajo sin olvidar antes guardar el folleto.

El bar estaba repleto, incluso con casa llena, y la movilización de la barra su cabeza estaba en otro lado.
Como nunca, hizo su trabajo con seriedad sus compañeros estaban más que asombrados y preocupados, a todas aquellas indagaciones se excusaba con un "Estoy bien" demasiado simpático aún que en su interior sentía algo de disgusto.

La hora del cierre llegó, tomo una botella del almacén y salió del lugar, no quería tener problemas al beber en el trabajo, de nuevo...
El callejón estaba desértico así que aprovecho el momento para despejar se un poco.

— Híbrido incompleto... Teniendo esa actitud siendo cómo es.

Mientras rememoraba esa noche, su atención fue llamada por uno de sus compañeros.

— Oye, Caín.

— Que ocurre ahora, dejé anotada la botella para que lo descuenten.

— No es eso, me estás preocupando. Nunca tomas con seriedad nada, a menos que estés de malas.

— Vaya tontería, estoy perfectamente bien... Cómo nunca.

— Claro... ¿Me das un trago?.

— Obvio no, consigue el tuyo! Debo demasiado cómo para andar repartiendo.

— Jajaja okey, incluso de mal humor sigues siendo un mezquino.

— Cómo sea, tengo que irme, sabes que, toma, terminala por mí.

— ¿Qué? Oye espera ¿¡dónde vas!?.

Al llegar a su departamento, no paro de pensar lo, al final no quería seguir en ése lugar, considero que era hora de un cambio de ambiente.
Tomó la decisión de mudarse al final de mes por cuestiones laborales, al terminar con el papeleo y las indicaciones de los administradores preparo todo para la mudanza.

Primer día en IRO de Sumire: conociendo a su compañera de cuarto


Sumire - Sirena ❙ Cerrado ❙ En curso


Sumire escucho con atención la respuesta de su acompañante, afirmando con la cabeza en señal de comprensión. Ahora entendía mejor porque había usado ese termino, al tiempo que sentía mucha curiosidad por como sería su hogar. Sumire no sabía nadar demasiado bien, por lo que a pesar de haber viajado mucho, nunca había tenido la oportunidad de ver un fondo marino.


- Creo que yo lo encontraría muy interesante - le respondió - Yo.. no nado demasiado bien - dijo ligeramente avergonzada - así que nunca he podido ver nada parecido - añadió.


Posteriormente y tras terminar de escucharla hablar, pasó a responderle. Si bien antes de eso no pudo evitar sino sorprenderse cuando escucho la gran cantidad de hermanos y hermanas que tenía. Había conocido a familias numerosas durante sus viajes, pero nunca con tantos herman@s.


- No te preocupes, no me molestas - le dijo con una cálida sonrisa, para comenzar luego a responder a sus preguntas.

- Sobre mi amigo, si, aunque en realidad la casa es suya, pero siempre me deja quedarme allí y a cambio yo le ayudo con la tienda de tés que tiene en la parte de abajo. Y para mi es muy agradable - dijo con una sonrisa - ademas de ser la persona más relajada que he conocido nunca - dijo dejando escapar una pequeña risa.


Tras esto, hizo una breve pausa pero recordar que más le había preguntado.


- Y.. no lo se - le respondió con una expresión menos animada - No recuerdo a mis padres, ni se donde están, así que tampoco se si tengo hermanos. Pero tengo la suerte de tener buenos amigos, incluyendo una amiga cuya familia es también numerosa y que siempre que voy a visitarla me tratan como si yo también fuera una hermana más, por lo que nunca me siento sola - dijo ya con una expresión más feliz.


Y así mientras hablaban y contemplaban el huerto, el tiempo iba pasando poco a poco, cuando fue el momento en el que inevitablemente el estómago de Sumire emitió un pequeño sonido.


- P-perdón - dijo ligeramente avergonzada - Creo que tengo un poco de hambre - añadió dejando salir una pequeña risa ligeramente nerviosa.


Se encontraba tan cómoda hablando, que no se había dado cuenta de que hacía bastante tiempo desde la última vez que había comido algo.

Mi cartón ganador

Oihan-Beikian | Cerrado | En curso

Luego de presenciar el breve intercambio de palabras entre la IA y su compañero, Beikian se hallaba intrigado sobre la elección del holograma.

«¿Qué clase de lugar sería de su agrado? ¿O quizás es capaz de identificar los gustos de Oihan y elegir en función de eso?», pensaba mientras se dirigía a recepción seguido del moreno.

El trayecto por el pasillo fue silencioso, pese a ello le reconfortaba tener una pausa entre sus discusiones, ya que para el pelirrojo «El enano tiene demasiada energía cuando de discutir se trata». Llegando a la recepción, dio unos pasos en dirección a Isamu con el propósito de preguntar por las indicaciones del lugar.

— Hola, aquí mi amigo…— al darse cuenta de lo verbalizado, se detuvo súbitamente mirando a su compañero con cara de espanto. Estaba claro que no eran amigos, eso lo sabían bastante bien, y el libro de quejas que solicitaba cada día era prueba de ello. Pensando en que solo fue un desliz, carraspeó antes de continuar hablando— él participó del bingo que se llevaba a cabo desde el casino y fue uno de los ganadores, nos gustaría ir al parque de diversiones pero no sabemos cómo llegar.

La joven de pelo rosa les solicitó que tomaran asiento en tanto realizaban los preparativos, informándoles que pronto llegaría un transporte especial de la residencia para llevarlos.

Sentado y esperando, observaba fijamente a Oihan, todavía en una discusión interna de por qué se le había escapado llamarle “amigo”. «Es insoportable y no tiene respeto por mi espacio personal, jamás podría llevarme bien con alguien así», sostenía con terquedad. Aunque por más que deseara negarlo, reconocía que si aceptó acompañarlo no fue por simple aburrimiento; quizás aún mantenía la esperanza que pudiesen llevarse bien en algún momento. Sin saber con exactitud cómo romper el silencio que se había formado entre ellos, desvió la mirada y se relajó en lo que esperaba la llegada del transporte.