Porque tu eres mi destino. By Tamae
Ha pasado algo de tiempo, desde que Tamae está en Eldarya, estaba en su cuarto sin poder dormir pues esa noche algo no la dejaba en paz, es en pensar si el tiempo trascurre de la misma forma en su mundo, de ser así, toda su familia y amigos estaría preocupados por ella, cosa que la pone muy angustiada. Todos los días siempre salía a mirar al cielo, suspirando con tristeza ya que no sabía qué hacer, con ella trajo una foto donde estaba con sus padres.
-Como los extraño-. Comentaba mientras derramaba una lagrima pues le dolía no saber aun de sus padres, ya tiene meses en Eldarya y no sabía cómo regresar, aun estaba pensando en eso.
Mientras Kija, el familiar de Tamae, estaba a su lado frotando la cabeza contra la mejilla de la chica, pues lo tenía en sus brazos, ella abrió los ojos para mirar a su pequeño amiguito que desde que salió del huevo siempre estuvo a su lado para animarla, ella solo se limito a abrazarlo un poco más, pues todo esto la tenía por ahora deprimida, suspiro y miro por la ventana, observando la noche, esperando que mañana seria un mejor día, después de la noche tan triste, mientras pasando por la torre donde estaba la ventana, dando al jardín, en ese momento por los pasillos que dan al exterior, paso Leiftan mirando a la chica con una mirada nostálgica al cielo, eso le preocupo, quiso ir a preguntarle pero Miiko le había llamado por algo que había pasado, cerca del cristal, cosa que era de urgencia, suspirando profundamente, mañana trataría de saber cómo se encontraba, aunque seguro esta noche no estaría tranquilo a saber que la joven humana estaba algo mal.
-Leiftan-. Miiko se regreso pues noto que el rubio no venia cuando ella lo llamo.-Ven tenemos que hablar de lo que paso hoy-.
-Ya voy, Miiko-. Respondió aun mirando a Tamae, la cual entro a su cuarto cerrando la ventana, solo así volvió a donde la kitsune le esperaba.
Así la reunión comenzó, en ese momento, hablaron sobre como todo de había complicando, necesitaba encontrar otro fragmento de cristal pues el mundo comenzaba a sufrir los efectos de lo que estaba pasando, aunque el rubio estaba físicamente presente, su mente aun estaba pensando en Tamae, quien aun se miraba algo preocupada por lo que estaba pasando.
-“Debo saber si está bien”-. Fue lo que llego a su mente de golpe, aun manteniendo la preocupación en su mirada.
-Y eso es todo, Leiftan-. Dijo Miiko sacándolo de sus pensamientos.-Ya es hora de descansar, mañana seguiremos con esto, por ahora es mejor recuperar la energía-.
Así cada uno se retiro a sus respectivas habitaciones, Miiko se fue a las izquierda y Leiftan a la derecha, pasando frente a la puerta de Tamae, se quedo parado frente a la misma, levanto la mano para tocar la puerta pero… Algo en su interior lo hizo detenerse, si Tamae estaba muy mal por estar ahí, como lo más importante para él es la felicidad de la chica, por lo que la iba a ayudar a regresar a su mundo, aunque muy dentro de él, eso es algo que no deseaba, lo que más deseaba es tenerla a su lado, no sabe cuando fue que se volvió tan egoísta, pero le dolía el corazón en saber lo que ella sentía, pues creía que lo más importante para ella es regresar a su mundo y dejar todo atrás.
No fue capaz, no tuvo la fuerza cuando esos pensamientos llegaron a su mente, perderla es algo que lo iba a destrozar, sabía que si regresa a su mundo, ya no la vería mas, por lo que esa noche, no tuvo el valor suficiente para tocar la puerta, así que dejo salir y fuerte suspiro, tal vez mañana cuando ya todo este más calmado, hablaría con ella porque no podría dejarla en esos momentos cuando Tamae necesitaba a alguien más que nada, pues si la deja sola sabía que iba a terminar por romperse.
Fue cuando mejor se fue a descansar a su cuarto, abriendo la puerta, dejo su abrigo en uno de los sofás de su recamara, antes de ir a su cama y dejarse caer sobre la misma, nuevamente en su mente regreso la mirada nostálgica de Tamae, es algo que no lo dejaba tranquilo, debía hacer algo por ella, algo que la haga sentir mejor, pero no sabía qué haría si ese algo es que ella deseaba regresar a su casa.
-Rayos…. ¿Porque me siento este dolor en el pecho, cuando pienso en eso?-. Fue su pregunta antes acomodarse en la cama para mirar el techo, sintiendo como el sueño llegaba a su cuerpo para dejarse llevar.
Mientras tanto, en su cuarto, Tamae después de pensar un largo rato, a su mente llego como si nada aquel rubio amable, que fue muy cálido con ella cuando llego, pidiendo a Miiko que le diera una oportunidad, gracias a él, ese día no volvió a la celda, hasta tuvo la oportunidad de tener un familiar, Kija es un hermoso ser que siempre estaba con ella cuando se sentía sola, pero por ahora pensar en Leiftan es algo que la hacía sentir confundida, es cierto que lo que más desea es regresar a su hogar pero en pensar en él, la hacía dudar porque con estar cerca de Leiftan la hacía sentir tanta paz, y le daba cierta calidez a su corazón, es algo que no había experimentado hasta ahora.
-¿Qué debo hacer?-. Se pregunto a sí misma, mientras a un lado en su cama, su familiar dormía tan plácidamente, aun era una cría por lo que le dejaba descansar a su lado, sonríe un poco y acaricia el lobo del pequeño durmiente.- ¿Qué es lo que estoy sintiendo?-. Suspiro profundamente.
Así ambos se quedaron dormidos, con esa duda en su corazón, tal vez mañana encuentren las respuestas a esa duda, pues es algo totalmente nuevo para ambos. Pasaron las horas en ese reconfortarte sueño, esa noche paso algo especial, pues el gran cristal comenzó a brillar con una cálida luz azulada, la cual cubre todos los habitantes principalmente a Tamae y Leiftan, fue en ese momento que ambos tuvieron un sueño compartido, tal vez ahí se dará una pista de ese nuevo sentimiento que comenzaba a nacer en sus corazones.
Tamae se encontraba caminado por un hermosos campo en Eldarya, es de noche había muchas luciérnagas, esa noche estaba alumbrada por una hermosa luna llena, haciendo ver el lugar más mágico de lo que ya lo era, en aquel hermoso lugar, estaba las flores luz de luna, las cuales solo florecer a la luz lunar, eso hacia mas mágico aquel escenario, mientras caminaba a lo lejos pudo darse cuenta de alguien más, ¿Acaso era?.... ¡¡SI era él!! … Al momento de saber que aquel sujeto a lo lejos es el hombre que adueño de sus pensamientos, al instante la chica comenzó a correr hasta llegar a él, agitada tratado de recuperar el aliento.
Tamae aun estaba agitada por tanto correr, cuando recupero el aliento, se levanto y miro al joven frente a el, que por ahora estaba cubierto por una túnica larga, que ensombrecía su rostro.- ¿Leiftan….eres tú?-. Pregunto tratando de ver a aquel joven a los ojos.
Cuando escucha la voz de la chica, abrió los ojos clavando la mirada en la de la joven.- ¿Tamae? -. La llamo con hilito de voz, estaban separados por una grieta, Leiftan estaba del otro lado, en una como pilar, los separa una caída que parecía no tener fin.- ¿Qué haces aquí?-. Pregunto con una mirada llena de pesar que logro que el corazón de la chica se hiciera pequeño.
-Leiftan…. ¿Estás bien?-. Al verlo en tal estado, la joven quiso acercarse aun más, pero al sentir el borde de aquel vacio se detuvo, solo se quedo en su lugar mirando a aquel chico desde lejos.
-Yo no soy capaz de protegerte, Tamae-. Murmuro con una mirada triste para la joven que estaba al otro lado.-No soy capaz de evitar que sigas sufriendo, te he fallado-. Bajo la mirada sintiendo un gran dolor recorrer todo su cuerpo.
-No, Leiftan, no tienes que disculparte-. Responde Tamae al ver el estado del rubio, llevando sus manos a su propio pecho.-Yo no dejare que te destroces por eso-. Le dijo apretando los puños, en verdad le dolía y mucho ver a Leiftan sufrir de esta manera… ¿Por qué se preocupa tanto por él? ¿Por qué le duele tanto verlo así de mal?... Fue cuando entonces…en su mente llego una posible respuesta… ¿Sera eso? O…. Debía…debía intentarlo, solo eso podría tal vez salvar a Leiftan del dolor al cual se estaba sumergiendo….
-¡¡LEIFTAN!!-. Grito con fuerza que sintió que su garganta se iba a romper, rápidamente dio unos pasos atrás para tomar impulso y tratar de llegar a donde se encontraba el joven rubio.
Al ver lo que Tamae trata de hacer, lo dejo sorprendido y al instante de detenerla, pues si falla, la chica iba a caer al vacío que los estaba separado.- ¿Qué vas a hacer, Tamae?...No lo hagas…no deseo que algo malo te pase…¡¡DETENTE!!-. Le dijo estando ahí separado sin poder hacer nada para evitar que la chica hiciera esa locura.
-No me digas que hacer-. Comento en respuesta la chica, quien tomo carrera y al llegar al borde dio un gran salto para llegar hasta donde estaba Leiftan pero cayó al borde, estaba a punto de caer, fue cuando una mano cálida y suave tomo su mano, evitando que la chica se perdiera en la oscuridad del abismo.
La suave y cálida mano de Leiftan la sujeto con mucha suavidad, la atrajo con cuidado contra su pecho, en saber que estuvo a punto de caer , eso fue lo suficiente para hacer que su corazón se detuviera por unos segundos, la abrazo con mucho cuidado, sintiendo ahora el calor del cuerpo de la joven contra el suyo, aunque hizo algo peligroso, en el fondo le daba algo de paz a saber lo lejos que Tamae sería capaz de llegar por él, fue cuando se separo de ella para verla fijamente a los ojos, mientras apoya una mano en la mejilla de la joven.
-No vuelvas a hacer algo tan peligroso-. Dijo al verla a los ojos, ya más tranquilo de tenerla en sus brazos.
-Lo siento pero no deseaba dejarte solo, menos verte en este estado, debía hacer algo-. Comento ella mientras pone la mano sobre la de Leiftan la cual tiene en su mejilla.-No deseo verte triste-.
-¿Por qué haces esto por mí?-. Le pregunto sin saber el porque ella se había arriesgado tanto solo por estar a su lado. Tú algún día volverás a tu mundo, ya no te volveré a ver-. Dijo con cierto grado de dolor en su corazón.
Al escuchar lo que el rubio, Tamae trago saliva, mientras lo miraba apoyando las manos en el pecho del joven.-Yo…antes deseaba ir a casa, pero algo aquí me retiene-. Confeso mientras sentía su corazón ir acelerándose a cada momento.-Yo deseo verte siempre, Leiftan-. Dijo con una dulce sonrisa.
En ese momento la luz lunar alumbro a ambas jóvenes que se encontraba abrazados en aquel pilar, rodeados de flores y luciérnagas que revoloteaban a su alrededor de la pareja, Tamae sonríe de forma cálida y dulce, al mira a Leiftan a los ojos, sin más ella lo abrazo con fuerza, cerrando los ojos.
-Yo no deseo que sufras, no tienes la culpa de nada, me has ayudado mucho pese al estar muy ocupado, te tomas el tiempo para ir a verme-. Comento la chica mientras aun lo mantiene abrazo, sintiendo como si su corazón se fuera a salir de su cuerpo.- Yo no creo que seas culpable de nada, Leiftan, siento mucho si te hice sentir así, tu eres una gran y maravillosa persona-. Comento, dejando impresionado a Leiftan con cada palabra, se comenzó a sentir mejor por estar cerca de ella, por escucharla decir eso, mas por tenerla en sus brazos, finalmente Tamae se separa de él para verlo fijamente. Así que por favor, Leiftan, no deseo que esa dulce y cálida mirada se llene de tristeza, yo deseo ayudarte a ti también más que nada en el mundo-. Comento con una dulce mirada, perdiéndose en el mirar del rubio, cuando ella le sonríe.-Siempre seré tu soporte en los momentos difíciles-. No dijo mas, cerró los ojos y dejo los labios entre abiertos, como invitándolo a besarla.
Al ver lo que la chica hace, se sorprendió a lo que se acerco a ella poco a poco, mientras iba cerrando los ojos, hasta que sus labios se encontraron, besándose bajo aquella luz lunar, bajo el hermoso manto de estrellas.
Fin Del Sueño
Repentinamente después del aquel beso en el sueño, Tamae despertó de golpe, quedando sentada en su cama, su pequeño familiar se había despertado, mirando a su ama con cierta curiosidad, se apoyo en el regazo de la joven, lamiendo su mejilla, quien estaba impresionada por lo que había pasado en su sueño, la escena del beso con Leiftan llego a su mente nuevamente, aun estaba impactada por lo que estaba pasando.
-¿Por qué?-. Se pregunto a ella misma, tocando suavemente con las yemas de sus dedos los labios, los cuales se podría decir que podría sentir la calidez de Leiftan en ellos.- ¿Sera correcto hablar con el del sueño?-. Miro por la ventana, volviendo acostarse mientras abrazaba a su familiar, bostezo un poco para tratar de dormir de nuevo, pero sería difícil, ya que su corazón no parada de latir rápidamente.
Cuando llego la mañana, la chica al instante se prepara para otro día en la guardia, aunque ya este acostumbrada, lo cierto es que aun extraña mucho su hogar, a su familia, a sus amigos pero sabía que no la iba a dejar ir por tener sangre de ser místico en sus venas, por lo que Miko no le haría caso, al fin y acabo ya le hizo saber que debe quedarse a vivir en Eldarya, ya finalmente lista, sale de su cuarto caminado por los pasillos, suspirando profundamente pues no sabía lo que este día le depara, fue cuando por estar tan distraída sumida en sus pensamientos, choco contra alguien que logro hacer que perdiera el equilibrio, pero antes de caer al piso alguien la sujeto de brazo evitando que cayera.
-¿Estás bien?-. Pregunto aquella voz de forma dulce y amable, esa voz logro hacer que el corazón de la joven se detuviera, mas por el sueño que tuvo anoche.
Aun estando sujeta por aquel apuesto hombre, la joven con labios temblorosos se quedo mirando un tanto sonrojada a ese hombre rubio con mechas oscuras, quien a darse cuenta que es Tamae es la que tenía entre sus brazos, no pudo evitar sonrojarse ya que no esperaba verla ese mismo día, después de aquel sueño que tuvo.
-Ta…Tamae-. Susurro tragando algo de saliva, mientras soltaba con suavidad el brazo de la chica.
Tamae miro a Leiftan sin decir nada, pero por cómo se miraba se daba cuenta de que posiblemente este como ella, eso quería decir que Leiftan también tuvo el mismo sueño con cierta timidez, la joven se acerco aun más a preguntarle.
-Leiftan….tu…. ¿Tuviste un sueño conmigo?-. Dijo mientras lleva las manos sobre su pecho, temblaba, estaba nerviosa pero debía saber aun mas, quería saber lo que opinaba de ese sueño, si no le gusto eso la destruiría.
Ante la pregunta hecha por la chica, abre los ojos completamente, la mira fijamente, mientras ese rubor rojizo iba a sus mejillas, mas a ver el temor en los ojos de la chica, suspira profundamente y la abraza sin decir nada mas, cosa que logro tomar por sorpresa a la joven quien no dijo mas y corresponde el abrazo, ocultando el rostro en su pecho. Fue como si el tiempo para nada más importaba más que quedarse en esa forma, Leiftan acaricio los cabellos de la joven, quien temblaba como una pequeña hoja en sus brazos.
-Si, lo tuve-. Responde mientras la toma den mentón haciendo que Tamae lo mire a los ojos.-Debo decir que fue un hermoso sueño, me hizo ver lo que realmente siento-. Confeso mientras se acerco besando la frente de la chica.
Las palabras dichas por Leiftan lograron que su corazón se acelere, acaso estaba escuchando bien, eso en el fondo le dio cierta paz, pues para ella desde que llego y como Leiftan la trato, ella comenzó a enamorarse de el, es algo que ella no dudaría ni un momento.-Yo…tuve el mismo sueño-. Confeso mientras se sonrojaba, completamente dócil, completamente enamorada, ahora ya lo sabía, ese sueño le mostro lo que realmente había en su corazón, la única cosa que posiblemente la ata a ese mundo pero mientras Leiftan este en ese mundo, nada más le importa. Como si no desean separarse, tuvieron que hacerlo, viéndose a los ojos como si con miradas pudieran decir lo que sentían, tomo de la mano a Tamae, y la llevo a un lugar donde nadie pudiera interrumpir en sus momentos, en una zona de Eel, un hermoso jardín de flores.
-Aquí nadie va a molestarnos-. Comento mientras acaricia la mejilla de la joven mientras no dejaba de verla a los ojos.
-Me gusta estar contigo, Leiftan-. Confeso sin apartar la mirada de sus ojos.-Yo al fin lo entiendo…yo estoy enamorada de ti-. Confeso sonrojada, cerrando los ojos.
Escuchar esa confesión, Leiftan sonríe, se acerco a ella abrazando su cuerpo, beso los labios de la joven con mucho amor y cariño, pues ya que ahora cada uno sabe lo que sienten, por ese sentimiento que nació es que ahora se esforzaran por estar juntos pase lo que pase.
Cuando el beso termino, no se dijo nada mas, pero cada uno sabia que con el beso que se dieron, fue un pacto de amor que los unirá de aquí para toda la vida, desde ese momento ambos caminara el mismo camino para crear una historia de amor, en la que se van esforzar por ser felices, nadie más importa solo ellos, porque en ellos es porque es el destino que los unió, con el primer beso, con ese hermoso sueño, desde la primera vez que se vieron, por que los vínculos de amor que crearon, dejo el destino de ambos marcado.