¡Hola, hola! Cuánto tiempo. ¿Estamos todos bien, nos aburrimos mucho, hace mucho frío o mucho calor? Ya queda menos para que acabe este año catastrófico, ánimo con ello (?
Al final he esperado un mes para publicar porque, bueno, no tenía ningún motivo por el que hacerlo antes huehuehue (?? Pero aquí estamos porque yo no me rindo y esta cosa me gusta demasiado como para dejarla, así que, hale:
Capítulo 20.4.-
(Narra Erika)
Nos encontramos con Gèrard a la salida. Sigue sentado en su columna de antes y parece bastante tranquilo… Tanto que en algún momento se ha puesto a fumar, pero en cuanto nos ve aparecer apaga su cigarro contra la piedra y se guarda la colilla en alguna especie de bolsa en la que parece que las colecciona.
-¿Te la guardas? -Nevra parece juzgarle con la mirada… Salvo que estos dos se pasan la vida mirándose mal el uno al otro.
-Medioambiente -Se encoge de hombros. Mientras lo hace, saca de un bolsillo lo que me parece que es una bolsa de caramelos de menta-. ¿Caramelo?
-A lo mejor yo te pido uno… -Con una sonrisa calmada me ofrece una de las pastillas. El frescor mentolado escuece un poco, pero la verdad es que lo agradezco- Ghrachias.
-Enadha.
Me siento ya un poco más tranquila después de todo lo ocurrido en la gruta. No he querido hablar de ello y aún no quiero, pero alejarme de ese sitio al menos ha conseguido calmarme un poco. Ahora estoy más preocupada por Leift, que aunque ha dicho que está bien tiene una cara bastante mala y parece terriblemente cansado.
-Ewe te tiene frito con eso, ¿eh? -Mientras Gèrard se está echando algún tipo de colonia por encima, lo cual me parece casi exagerado, Ezarel decide meter su pulla. El criónido hace un sonido de disgusto en respuesta- La próxima vez que te dé la tabarra con algo de eso, menciónale de mi parte a la "Señorita Amapola", ¿de acuerdo? -¿Ese no es un personaje del Cluedo…? Lo que sea.
-¿Puedes echarle un vistazo a Leift, Gèrard? -Le pido- Le ha pasado algo ahí dentro y no tiene buena cara…
-Estoy perfectamente, en serio… -Él intenta hacerse el fuerte.
-Pálido -Pero Gèrard le contradice. Pues, sí, es verdad que está algo blanco…-. ¿Pasado?
-Le han dado un zambombazo de maana encima -Explica Ezarel-. Posiblemente lo tenga muy desequilibrado.
Gèrard se acerca para mirarle, extendiendo una mano en su dirección para examinarle con algún círculo de magia. Lo he visto hacer varias veces en la enfermería cuando el problema es algo del maana y no del cuerpo, pero aún así se me hace tan curioso como siempre. Yo aún no sé hacer nada de eso… Según un test que me hizo Eweleïn cuando me especialicé en la enfermería, se supone que tengo alta compatibilidad con la magia curativa, y dijo que iba a enseñarme, pero entre unas cosas y otras, pues… Nada.
-Dañado -Gèrard dice la palabra con sorpresa, y las noticias son recibidas con la misma emoción-. Maana.
-¿Tengo el maana dañado?
-Equipo en campamento.
-Pues para allá estamos yendo -Ezarel da una palmada-. Arreando.
Qué enérgico. Supongo que salir de la cueva le ha animado bastante a él también.
Volvemos al campamento, pues, dejando atrás la caverna y la escuela. Aunque no tengo ninguna prisa por volver allí, me molesta un poco no haber podido hacer nada… Útil. No soy la única que parece insatisfecha con cómo hemos dejado las cosas, Valkyon también se queda mirando en dirección a la caverna por algunos instantes.
-Tranquilo, volveremos -Asegura Nevra. Valkyon no responde por un segundo-. ¿... Valky? -Le pone una mano en el hombro.
-¿Hm? -Y él vuelve en sí mientras parpadea- Sí. Eh, no. Eh… No me llames “Valky” -Frunce el ceño-. ¿Qué es lo que tengo que hacer para que dejéis ese estúpido diminutivo?
-Siempre serás Valky en nuestros corazones -Ezarel le dedica su mejor sonrisa.
El otro simplemente hace una mueca frustrada, pero nada más. Tantos años de experiencia han debido enseñarle que es peor darles coba. Pobre Valky… Digo, Valkyon.
El camino de vuelta se me hace algo más largo que la ida, pero terminamos por llegar allí… Con Leiftan apretando la mandíbula, sudando, resoplando y fingiendo que no pasa nada, a pesar de todo. Valkyon le ha dicho un par de veces que podía apoyarse en él, pero no ha querido…
Nos encontramos a Hiiro y Eweleïn jugando a las cartas, cosa que a los dos parece gustarles bastante, y… Una parece más contenta que el otro.
-Socorro -Hiiro nos mira con apuro-. Me está destrozando. Que alguien la pare, es un monstruo…
-¿Cómo osas alimentar a la bestia? -Ezarel pone la cara de miedo más dramática que puede.
-Sin pasarse, ¿eh? -Ewe termina de recoger las cartas y nos mira- ¿Qué tal ha id-Leiftan.
-N-no pasa nada, e-estoy perfect- -Se interrumpe de repente… Diría que por una arcada. Está… Está mucho peor que antes.
-Dreno maana -Gèrard le agarra de un brazo para arrastrarle a la tienda principal, donde habrán dejado el equipamiento médico, supongo-. Tú Erika.
-¿Erika qué? -Y ahora viene a mirarme con cara de médico.
-Estoy bien… -Aseguro.
-Sí, como el otro, ya -Ezarel habla con sarcasmo-. Ewe, cógetela y llévatela a dar una vuelta. Antes se ha puesto un poco nerviosa, tal vez tú consigas calmarla.
-De acuerdo… -Ella me pone cara de duda- ¿Te apetece dar un paseo, Erika?
La verdad es que no. Tengo un poco de miedo con Leift, quiero asegurarme de que está bien… Aún tengo el mal sabor de boca de lo ocurrido en la cueva. Una elección… Sacrificio… No… No soportaría que le pasara nada… A nadie, no sólo a ellos.
Voy a decir que no, cuando de repente mi mirada se cruza con la de Ezarel. En seguida él cambia su cara para recomponer la expresión neutra y burlesca de siempre, pero por un segundo he visto… He visto que estaba preocupado. Por mí.
-Sí -Ni siquiera miro a Eweleïn mientras lo digo, sigo mirando a Ezarel-. Demos… Demos un paseo.
Leiftan estará bien… ¿Verdad? S-sí, por supuesto, Gèrard sabe lo que hace… Así que no… No tengo que preocuparme. Y a Ewe sí que puedo contarla lo que he visto…
Nos vamos a dar el paseo, disfrutando del paisaje idílico de la isla y perdiéndonos en el bosque de la misma. Ewe no dice nada durante un tiempo, y después abre conversación sobre cualquier tema. Intenta calmarme y hacerme reír, posiblemente para hacerme sentir mejor, y, aunque es difícil, un poquito sí que lo consigue. Pero cuando ya empiezo a serenarme llega, por supuesto, la pregunta…
-¿Quieres hablarme de lo que ha pasado?
Me lo pienso. Sé que debería hablarlo con alguien… A fin de cuentas, es algo importante y que inmiscuye a la Guardia de Eel, así que… Sí. Sí, debería.
Le cuento nuestra excursión a la cueva, las estelas, el camino hacia el interior, y luego le hablo de la sala de la balanza y lo que me ha pasado ahí dentro… Decido no escatimar en detalles. Si se lo voy a contar, se lo cuento todo. Mis padres y el Oráculo, esa segunda yo y el que parecía ser El Titiritero, la silueta oscura que tanto rechazo me ha provocado, y luego… Ezarel y Leiftan.
-Sé… Sé que es estúpido, y absurdo, y…
-No, no lo es -Ella me coge por las manos, y yo agradezco el gesto. Sé que a no todo el mundo le gusta, pero a mí me ayuda bastante cuando alguien me abraza o tiene gestos así-. Es algo que hay en tu vida y que te está afectando negativamente, así que es normal que te sientas frustrada, o estresada o dolida por ello.
-Pero… -Un sonido frustrado sale de mis labios- No sé por qué estoy tan obsesionada con ellos. Con los dos, lo suficiente como para que cualquier… viento maligno o lo que sea decida usarlos en mi contra.
-Porque es algo que te afecta personalmente -Ella aún me habla con voz comprensiva-. Y te sigo diciendo que es normal que pienses en ellos. Los dos… Son muy importantes para ti, ¿verdad?
Asiento sin pensármelo. Por supuesto que lo son. Ambos.
-Oh, Erika… -Me pone cara de pena antes de abrazarme. No me lo esperaba, pero acepto el gesto… Vaya, Ewe es una abrazadora excelente, qué gustito- Lo siento.
-¿Por qué te disculpas? -Casi me río- Tú no tienes culpa de nada…
-Tal vez sí -Nos separamos, y la miro con confusión ante eso. Ella toma aire-. Erika… Ezarel es muy importante para mí también, y-
-E-espera, ¿a ti también te gusta Ezarel? -Ella se corta en cuanto digo eso. ¡Lo sabía! ¡Mi intuición me decía que ahí tenía que haber habido algo…! Tal vez fueran novios o, bueno, conociendo a Ezarel algo como "amigos con derechos", o…
Salvo que Eweleïn frunce el ceño, y diría que hasta pone cara de asco.
-No, iba a decir que le quiero como a un hermano -Hace una mueca. Ah. Vaya-. Erika, soy… -Suspira- Da igual. Quiero un montón a Ezarel, y por supuesto, quiero que sea feliz… Él es el primero que sabotea su propia felicidad, y por eso siempre he tenido la manía de meterme en sus asuntos, le gustase a él o no… Tal vez no debería haberlo hecho -Frunce los labios-. Me gustaría poder ayudaros. A todos, a los tres, pero… Tal vez no sepa cómo hacerlo. A lo mejor me he equivocado intentando meterme en… Esto.
-Está bien -Ahora soy yo la que intenta animarla a ella-. Sea lo que tenga que ser… Será. Sé que tú has intentado hacer lo mejor para todos.
-Lo mejor para Ezarel, al menos -Pone cara de pena-. Y tal vez eso significa que me haya olvidado de algunas cosas por el camino… Como, por ejemplo… De lo mucho que te quiere, o de lo mucho que tú le quieres a él.
Intento que sus palabras no me hagan sonrojar, pero es difícil. Sé que he sido bastante clara con mis sentimientos… Transparente. Siempre ha tenido que ser obvio, principalmente para Ezarel. Le quiero… Muchísimo, sí.
Era muy fastidioso al principio. El peor. Fue el que peor me trató al llegar, desde el momento en el que me encontró intentando mangar de la cocina… En un primer momento atribuí ese carácter a su desconfianza, pero, no, resulta que es simplemente Ezarel. Todo empezó conmigo simplemente intentando ganármele para que dejase de insultarme cada vez que me veía y que hiciera el favor de devolverme mi nombre, cosa que no tiene pinta de ir a suceder. Luché por cruzarme con él “de casualidad”, le convertí en mi compañero de misión obligado demasiadas veces, intenté camelármele con mis palabras… Fue difícil. En más de una ocasión quise rendirme y mandar al estúpido elfo a hacer puñetas.
Pero… Pero en algún momento, se convirtió en algo más. Ya no por querer ganármele, tal vez… Por cuestión de orgullo, por no querer dejarme pisotear, simplemente me tragué sus piques y respondí con los míos. Y eso sí que pareció interesarle. Y fue sólo entonces cuando descubrí el lado bueno de Ezarel, el elfo guasón y tontuno que no puede dejar pasar una sola oportunidad para demostrar su pedantería. Y eso fue todo. A partir de ahí, simplemente empezó a gustarme más y más, demasiado, hasta…
Hasta aquella horrible misión en Jade. Intentaba pelearme contra el mar, pero la corriente tenía demasiada fuerza. Me faltaba el aire. Me dolía todo. Quería simplemente rendirme, porque no podía más, no podía seguir… La voz de Chrome sonaba cada vez más y más lejos. Me sentía tan mal allí.
En la oscuridad del océano, completamente sola, con todo mi cuerpo gritando que tenía que dejar de luchar, ahogada.
Y, entonces, apareció él.
Aún no sé cómo lo supo. Nunca me lo ha dicho. Simplemente, apareció, enfrentándose al mar, cogiéndome en sus brazos y sacándome del agua. Salvándome.
Y recuerdo aún el momento en el que salimos del agua, recuerdo la calidez de su cuerpo contrastando al frío del mar, la seguridad que sentía en sus brazos completamente opuesta al miedo y la soledad del océano, y recuerdo que aquella bocanada de aire fue como si hubiera sido la primera vez en toda mi vida que respiraba de verdad.
Y recuerdo a Ezarel. Fue él el que me devolvió a la vida… El que me dio un nuevo tipo de vida diferente, porque todo cambió en aquel momento. Me enamoré.
Me han gustado muchos chicos antes, y he tenido algunos novios… Más o menos importantes, bueno. Estaba a medias de un tonteo con mi vecino antes de caerme en Eldarya, pero supongo que eso ya está más que pasado. La cosa es que nunca antes me había obsesionado tanto con alguien. Tal vez sea por el propio carácter del elfo, duro de pelar, que simplemente parecía completamente inmune a todas mis avanzadas, lo cual es trágico en un sentido.
Cualquiera con algo de sentido común se hubiera rendido mucho tiempo atrás, le hubiera mandado a paseo y se hubiera olvidado, pero… Yo no he sido capaz. Y lo he intentado, promesa. Varias veces.
El mejor ejemplo, Leiftan.
Puede que estuviera demasiado cegada con mis sentimientos hacia Ezarel para verlo, pero me pilló muy de sorpresa su declaración de amor repentina en Latteria. A decir verdad, Leiftan siempre me había parecido algo… Casi inalcanzable. Como un famoso de la tele, alguna estrella de Hollywood por la que babeas y que usas de ejemplo con tus amigas cuando quieres describir a tu chico ideal, pero no alguien… Real, alguien cercano.
Costó un poco que empezásemos a acercarnos, principalmente por eso, pero cada vez que lo hacíamos… Era raro. No en el mal sentido. Hay algo en Leiftan que fascina, algo que hace que con él encaje todo, que todo esté en su sitio, y eso me hace sentirme… Bien. Estar a su lado simplemente me hace feliz. Tenerle cerca. Ni siquiera tiene que hablar, pero si lo hace, toda mi atención será para él, porque quiero escuchar todo lo que tenga que decirme. Es extraño. Y es completamente distinto a Ezarel. Tanto, tanto, que realmente aún no tengo claro si es verdaderamente… Amor. Porque es una sensación muy distinta a cualquier enamoramiento que haya tenido.
Todo lo que tiene que ver con Leiftan es complicado. Los sentimientos que tengo hacia él, que son aún indecisos; su presencia increíblemente cercana y a la vez inalcanzable. Siempre he sentido que hay algo de él que falta, porque… Es casi demasiado perfecto para ser verdad. Siento que no le comprendo. Me dejó muy confundida cuando rompió conmigo… Pensaba que nos iba bien. Dijo que fue por Ezarel… lo cual me hace sentirme muy, muy culpable. Por otro lado, él sabía dónde se estaba metiendo cuando me propuso que empezásemos a salir. Sabía que aún pensaba en Ezarel de esa manera. Así que me molesta un poco que cuando al fin estaba empezando a olvidar al elfo él decidiera romper.
Me molestó tanto, de hecho, que unos pocos días después decidí que iba a ir a hablar con él y decirle que yo no quería romper, que quería estar con él, que me hacía feliz.
Y qué mala suerte justo ese mismo día me encontré con Ezarel, que también tenía algo importante que decirle a Leift. No habíamos vuelto a hablar en condiciones desde Latteria, y… Y aquella conversación fue como si el tiempo no hubiera pasado.
Como si yo no le hubiera dicho nada, como si él no me hubiera rechazado, como si no hubiera estado con Leiftan, como si no me hubieran roto el corazón dos veces. Me acordé, por desgracia, de por qué era que Ezarel me gustaba tanto. Mis planes con Leiftan hicieron aguas completamente.
Desde entonces, ha sido todo aún más raro. Me muero por arreglar las cosas con Leiftan, porque le quiero muchísimo y quiero estar a su lado; pero no soy capaz de perder la esperanza con Ezarel y aún fantaseo con que algún día corresponda mis sentimientos.
Y, entre medias, estoy muy confundida, me duele el pecho y me siento terriblemente mal por todo.
-No puedo creerme esas palabras -Tras mis pequeñas reflexiones internas, finalmente respondo a Eweleïn-. Por mucha gente que me lo diga, o por mucho que me asegures que es verdad… No voy a creérmelo hasta que no lo escuche de él.
-Eso puede ser difícil… -Suspira. Ya… Ya, me he dado cuenta con el tiempo- Bien, ¿deberíamos volver al campamento? Quiero echarle un ojo a Leiftan.
-¿Le pasaba algo muy malo? -Un pinchazo de preocupación atraviesa mi pecho.
-Tenía bastante mala cara, la verdad -Hace una mueca-. Tal vez sea algo más que maana desajustado… Pero no te preocupes, dudo mucho que sea ningún “sacrificio” de ningún tipo -Ya… Aún así, me preocupo. No me han gustado demasiado las amenazas de la voz de la caverna-. Cuando volvamos, vas a tener que contar al resto lo que has visto, ¿vale? Hay cosas que parecen importantes -Sí… Supongo que tendrían que saberlo. Lo de El Titiritero ha sido muy fuerte, y esa presencia siniestra tampoco me ha dejado muy buen cuerpo.
-¿Podemos dejar lo de…?
-Tranquila -Me sonríe de forma amable-. No hace falta que sepan eso.
Suelto aire con alivio. De acuerdo… Al campamento, entonces.---
(Narra Hiiro)
Valkyon empieza a ponerme un poco nervioso, tengo que admitirlo. Ha pasado un buen rato dándole golpecitos al suelo con un pie, hasta que no ha podido contenerlo más y ha tenido que ponerse a pasear de un lado a otro del campamento. Eso lleva haciendo un rato, y el resto simplemente le hemos estado viendo ir y venir. En el otro extremo está Leiftan, que aunque ya ha recuperado un poco de color, sigue teniendo cara de querer morirse y no tiene pinta de ir a moverse de donde está ni aunque Erika se lo pida con su mejor sonrisa. Nevra se ha dedicado a ponerse a hacer castillos de naipes, y yo le ayudaría si no fuera porque sé que si lo hago se lo voy a tirar al suelo, Gèrard está pegándole lametones al último polo que queda y Ezarel se dedica a mirar a Valkyon ir y venir. Es algo… Tenso. Sea lo que sea que ha pasado en su exploración, nadie parece dispuesto a hablar de ello.
Eweleïn y Erika aparecen a lo lejos después de un rato desaparecidas, y en seguida todo el mundo se centra en ellas.
-¿Qué tal? -Eweleïn en seguida pregunta- Leiftan, ¿todo bien? No tienes muy buena cara.
-No, no, estoy bien… -Ella pone cara de duda- Esta vez de verdad. Aparentemente se me había mezclado el maana con el de las ruinas, que es incompatible con el mío, así que Gèrard ha tenido que drenármelo…
-¿Y se lo habéis dado a Valkyon? -El mencionado se para en seco al oír su nombre, después de ya infinitas vueltas alrededor del teatro.
-Nevra no podía porque como los dos son criaturas de la noche a lo mejor le pasaba lo mismo -Explica-. Así que… -Incapaz de estarse quieto, empieza a mover los brazos, como haciendo estiramientos- Estoy… Estoy rebosante de energía.
-Si no me lo llegas a decir, ni me entero -Ya… Que esté dando brincos en el suelo ayuda. Casi espero que vaya a ponerse a hacer flexiones de la nada-. Tranquilo, sé lo que se siente al tener un subidón de maana… Luego ve a quemar la energía extra, por si acaso -Él asiente de forma excesivamente vigorosa-. El resto, ¿todos bien? Con las prisas se me ha olvidado preguntar.
-Todo bien -Ezarel responde-. ¿Qué tal vosotras?
-Divinamente -Eweleïn coge a Erika por el brazo y le da una palmada en el hombro-. Ahora que está más calmada, Erika puede contaros qué es lo que ha pasado.
-Eh… Sí -Ella parece un poco nerviosa, sin embargo-. Os lo cuento. Valkyon, ¿puedes estar sentado cinco minutos?
-Lo intentaré…
Ánimo, Valkyon, estamos contigo.
Erika nos cuenta qué es lo que ha pasado. A mí tienen que explicarme lo de la puerta secreta porque no estaba al día, pero eso es relativamente menos importante que lo que le ha pasado a ella. Una balanza… Y elecciones.
Entre el mundo humano y Eldarya…
Entre El Titiritero y ella misma…
Y entre la Guardia de Eel y la oscuridad.
Por lo que cuenta, ha tenido que ser algo bastante fuerte. Se la ve bastante agitada con el asunto. No se me ocurre nada que decir para darla consuelo, y tampoco tengo muy claro que pueda a decir algo para ayudarla, así que prefiero mantenerme callado y dedicarme a analizar la nueva información.
Lo del mundo humano es cosa suya. Pensé que ya había elegido, pero debe ser que está más indecisa de lo que yo pensaba. Posiblemente sea el que más empatice con ella en ese aspecto, y noto la mirada de reojo de Nevra mientras Erika nos habla de ello. Volver al mundo humano… Parece que aún tiene sus reservas al respecto. No voy a culparla… Y, aunque pueda hablar por mí, no puedo hacerlo por ella. Nuestras circunstancias son distintas...
Lo de la oscuridad siniestra es por supuesto preocupante, porque vete a saber qué es esa cosa exactamente… Y da miedo pensar a qué tipo de oscuridad se supone que tiene que enfrentarse la Guardia exactamente, y por qué Erika va a tener que elegir entre una u otra.
Pero lo que más me ha llamado la atención es la parte de El Titiritero, sin duda.
Ha dicho que no estaba segura de que fuera él, porque aparentemente estaba algo… Diferente. No tenía la cicatriz de la cara y sus dos ojos eran violetas… Eso levanta muchas preguntas.
-Y dices que era una… ¿visión del pasado? -Pregunta Valkyon, que está inusualmente parlanchín.
-Bueno, tiene que serlo -Erika aprieta los labios-. La cicatriz no le va a desaparecer de la nada, y tampoco le va a cambiar el color del ojo, ¿no?
-Lo del color del ojo es cuestionable -Nevra reflexiona-. A mí me cambia el color cada vez que entro en éxtasis… -Se atusa el flequillo- Dependiendo de qué es lo que tenga ahí, puede que sea capaz de devolverlo a su color natural en cualquier momento. Dicho eso, deberíamos discutir qué es exactamente lo que le pasa en el ojo, porque dependiendo de qué sea, puede que vaya a nuestro favor… O en nuestra contra.
-Un ojo negro… -Ezarel se lo piensa. Le veo mirar de reojo a Leiftan, que se encoge de hombros- Normalmente eso diría que es algún tipo de especie… Oscura, posiblemente maligna.
-No enlaces lo oscuro con lo maligno, Ezarel -Eweleïn le mira con una ceja arqueada-. Son cosas distintas.
-De ahí el “posiblemente” -Él dibuja comillas en el aire-. Estás a un paso en la escala élfica de tener los ojos negros tú también, así que no quiero meterme contigo no vaya a ser que me degolles.
-Dudo que nadie de los aquí presentes fuera a detenerme si lo intensase -Intercambia una miradita con Ezarel, que a cambio sonríe de forma pedante. Luego se dirige Erika y a mí- Una pequeña lección de faerología para los humanos... Soy una elfa oscura “benigna”. Somos elfos de la noche y de la luna, de ahí la denominación. Las razas “oscuras” no implican necesariamente maldad, sólo que somos más de noche que de día… Leiftan y Nevra son también oscuros, por ejemplo -Entiendo… Supongo que Simonn y todos sus primos y extensa familia estarán agrupados ahí también-. Lo de que somos “benignos” viene porque hay otra especie de elfos oscuros que son… Un poco más hostiles…
-Han intentado esclavizar al resto de los pueblos élficos unas siete veces ya -Ezarel hace un gesto exasperado-. Qué pesados. Nunca les ha llegado a salir bien del todo, pero han organizado unas cuantas buenas masacres a lo largo de la historia… Y, sí, tienen los ojos negros.
-Los súcubos también los tienen -Recuerda Erika, posiblemente pensando en Akire.
-Y preferiría encontrarme a un elfo oscuro hostil que con un súcubo -Eweleïn pone cara de asco.
Ojos oscuros… Ojos negros…
-Pero alguien no tiene que ser “malo” por tener los ojos oscuros -Digo.
-Por supuesto que no -Leiftan interviene con voz un poco débil aún-. Tu raza no define qué tipo de persona tienes que ser… Es cierto que la educación que hayas podido recibir influye, pero por supuesto cada persona es un mundo, y el dueño de su propio destino.
-Muy sentimental todo -Ezarel prácticamente le manda callar con un gesto de la mano-, pero bueno, independientemente de todo eso, lo que nos interesa es saber exactamente qué narices es ese hombre y por qué le cambian los ojos de color.
-Cuando estuvimos en la torre -Tras unos instantes de reflexión, Nevra habla de nuevo- a mí me ofreció ponerme un ojo a cambio de que me uniera a él… Y sólo hay que ver a la chica humana -Anrie…-. Si puede ponerle a alguien una parte de otro cuerpo, podrá hacerlo consigo mismo… Así que tal vez simplemente perdiera un ojo y se colocase uno de la primera cosa que pilló.
-Agh, maldita sea, eso tiene sentido -Parece que enfadado, Ezarel tira por ahí la piedrecita que se estaba entreteniendo en lanzar al aire y coger-. Parece que no vamos a conseguir averiguar nada sobre ese tipo...
-La raza de El Titiritero seguirá siendo un misterio por el momento -Nevra resopla-. Pero siguiendo con la visión de Erika, si es verdad que eso es una visión del pasado… Tiene que haber sido de antes de que se le encerrase hace… ¿Cuánto, doscientos años? Bueno, eso es la tira de tiempo. Así que la pregunta es… -Y ahora mira a Erika- Qué hacías tú con él.
-Sobre eso -Y ella casi salta en su sitio-. Tengo una teoría -Todo el mundo escucha con atención-. ¿Y siiii… es mi bisabuela?
-¿Bisabuela? -Gèrard la mira con mucha sorpresa. Ya se ha terminado su polo, y ahora se dedica a jugar con el palo.
-Sí, de la que os he hablado antes -Habla con entusiasmo-. Somos idénticas, ¿no? A lo mejor era ella… Si se supone que son las, eh, “voces del pasado”, o lo que sea, y este-
-Para quieta un segundo -De nuevo, Ezarel interrumpe con un gesto de la mano-. Lo siento por arruinar tus fantasías pero eso es bastante imposible. Si, digamos, esta visión tuya es contemporánea a El Titiritero antes de que le encerraran… Entonces tu bisabuela ahora mismo tendría… Pongamos, doscientos cuarenta años, o más. En un rango de edad fértil para los humanos, eso significaría que tu abuela debería de tener más o menos ciento ochenta y pico años, y tu madre entre ciento treinta y ciento veinte, así que…
-Es mi bisabuela paterna, para empezar -Ella hace un gesto frustrado-. Pero sí, supongo que las mates no cuadran… Así que, ¿no es ella?
-Tal vez seas tú… -Valkyon habla con duda- En el futuro, o algo así. Tal vez. No sé. Tengo demasiadas ideas en la cabeza ahora mismo, guau -Como impresionado consigo mismo, se mira las manos-. ¿Cuántos salmones harían falta para compensar el peso de un Beriflor…? -Empieza a preocuparme- ¿Cuántas latas de salmón sería eso? -Mucho. Me preocupa mucho.
-Futuro… -Ella se lo piensa- Pero la voz no dijo nada del futuro, dijo pasado y presente… ¿A lo mejor esa chica soy yo misma? Pero… Hmmm… ¡Aghhh! -Se revuelve el pelo con gesto frustrado- ¡Nada de esto tiene sentido! ¿¡Por qué las voces misteriosas tienen que hablar siempre de forma tan vaga!? ¿Por qué no pueden decirte "Oye, haz esto o va a pasar una cosa mala" o "Ve a este sitio y allí entenderás lo que sea" o "La clave para derrotar al malo maloso es esta"?
-Emoción -Gèrard se encoge de hombros.
-¡Me da igual que sea emocionante o no, simplemente quiero respuestas! -Rendida, se deja caer sobre el hombro de Eweleïn, que en seguida empieza a darle toquecitos de ánimo en la espalda.
-En resumen -Ahora Ezarel se entretiene con alguna rama del suelo que está haciendo pedazos-. Tenemos unas catacumbas mágicas que aparentemente la tienen tomada con Erika y que no sabemos qué es lo que hacen además de tocar la moral… Y no podemos seguir explorando porque tenemos todas las puertas cerradas. La investigación va bien por el momento -Con un crujido, la rama se rompe en sus manos. Él hace un gesto de fastidio y la tira por ahí antes de coger otra y empezar a maltratarla también.
-Deberíamos pensar en cómo abrir esas puertas -Nevra hace un gesto pensativo-. Con las prisas que hemos tenido al salir, no hemos investigado demasiado de esa sala… Hemos tenido que haber pasado algo por alto.
-Yo ahí no vuelvo por hoy -Bufa Ezarel-. Y me parece que ni Erika ni Leiftan tienen ganas tampoco -Erika niega con la cabeza, Leiftan deja escapar un sonido que está entre carcajada sarcástica y tos agónica-. Pues eso.
-Pues ya me dirás qué hacemos -Ahora Nevra hace un gesto de fastidio, echándose hacia delante en su asiento de forma impaciente. Yo intento consolarle frotándole la espalda.
-Tal vez deberíais dejar la investigación por hoy -Aconseja Eweleïn-. No queda mucho para que empecemos a perder luz, y entre el cansancio del viaje y todas las emociones del día, un descanso no iría mal. Mañana, con energía, la cabeza despejada y las ideas más claras, podréis seguir y averiguar qué es lo que pasa con esas catacumbas.
-La verdad es que yo aún tengo energía para rato -Valkyon abre y cierra las manos mientras habla. Sí… Nos hemos dado cuenta.
-Y deberías ir a quemarla -Ewe hace una media sonrisa-. Anda, ve por ahí a correr o algo.
-Ah -Eso me recuerda a mí algo, y antes de que Valkyon pueda irse corriendo, yo me pongo en pie-. Espera, voy contigo. ¿Podemos ir a la playa? Llevo desde que llegamos queriendo darme un baño.
-¿En serio, Haru, en serio? -Ezarel me juzga con la mirada. Yo le ignoro.
-Pues vamos entonces -Valkyon echa a andar con paso acelerado.
Antes de seguirle, le lanzo una mirada a Nevra e intento preguntarle con ella si se quiere venir. Antes en el acantilado hemos hablado de ello, así que tal vez…
Cuando me sonríe enseñando todos los dientes entiendo que era una pregunta estúpida, y en seguida se pone en pie para venirse con nosotros.
-Oh, no; tú no te vas a ninguna parte -Antes de que pueda irse, Ezarel le intercepta-. Te vienes conmigo al templo ese que habéis dicho que había. Tengo curiosidad por verlo y no voy a subirme allí arriba yo solo.
-Llévate a otro -Nevra protesta, haciendo un puchero.
-¿A quién me llevo? -Mira en derredor- ¿A Leiftan que no puede tenerse en pie, a Erika que se está recuperando de un ataque de nervios, a la médico que les está atendiendo o al criónido que puede que sea un traidor esperando para acabar con todos nosotros uno a uno en esta isla completamente desierta?
-¡Descubierto! -Gèrard exagera un gesto de sorpresa. Parece la trama de cualquier novela de misterio cutre… Un grupo de gente aislado del resto del mundo con un asesino oculto que va acabando poco a poco con cada uno de ellos…
-Venga al acantilado -Ezarel hace un gesto con la cabeza. Nevra pone cara de fastidio.
-Algún día veré la parte inferior de ese bañador -Gruñe. Me mira con sentimientos encontrados-. Pásatelo bien, supongo.
-Igualmente…
Valkyon me llama ya desde lo lejos diciéndome que me dé prisa, así que me despido escuetamente con una mano antes de ir a buscarle casi al trote. Sí que tiene prisa, sí…
Hacemos el camino a la playa en tiempo récord. Valkyon mira de forma nerviosa a un lado y a otro, y al recordar algo se lleva una mano a la frente con un golpe fuerte.
-Me he dejado el hacha en el campamento… -Se reprende a sí mismo- Esto es imposible, tengo demasiadas cosas en la cabeza a la vez.
-¿Tan malo es? -Le miro con algo de duda. Desde luego le ha afectado bastante ese traspaso de maana. Como no tengo ni idea de cómo debe ser tener de eso en el cuerpo, siempre me lo he imaginado como… Estar cargado de electricidad, o algo, pero parece que le está afectando bastante, igual que el drenaje ha afectado a Leiftan.
-No es necesariamente malo -Se lo piensa-. Pero no estoy acostumbrado a ello… -Resopla- Tengo la sensación de que me va a dar un dolor de cabeza horrible si no hago algo para remediarlo.
-Pues entonces te toca hacer lo que ha dicho Eweleïn y soltar energía -Él asiente-. Yo voy a entrar al agua, ¿tú?
-Tenía pensado hacer mi entrenamiento habitual, pero sin el hacha… -Se pasa una mano por la cara y parece pensativo- Bueno, aún puedo hacer el resto… O a lo mejor puedo acompañarte en ese baño -Me mira como si la idea no se le hubiera ocurrido nunca-. La verdad es que nunca he usado la natación como ejercicio, sólo como ocio…
-Puedo darte mi antigua rutina de entrenamiento, si te interesa -Aún me acuerdo de ella… Vaya que si me acuerdo. Menuda tortura. Nunca he sabido si el entrenador era tan exigente conmigo porque de verdad esperaba resultados o si simplemente estaba intentando destruirme física y psicológicamente-. Aunque a lo mejor es un poco intensa para ti.
-¿Es eso un reto? -Me mira arqueando una ceja. Yo le devuelvo el gesto.
-No realmente, pero puedes tomártelo como uno.
-Acepto el desafío, pues.
Decido que quiero aceptarlo yo también. Mi intención era simplemente echar un nado, dejarme flotar un rato y estar tranquilo, pero… Por qué no. Puede ser interesante ver hasta dónde llego con mi antiguo entrenamiento.
-Muy bien -Mientras digo eso, empiezo a desatarme las botas. Veo que Valkyon hace un gesto de interés y en seguida empieza a desvestirse también, quiándose las partes más pesadas de su armadura-. Antes de nada, hay que empezar con los estiramientos. No queremos morir ahogados por un calambre repentino, a fin de cuentas.
Desato mi kimono y lo dejo caer sobre la arena. Él hace un gesto de sorpresa al ver el bañador debajo, pero no dice nada. Conoce perfectamente qué es lo que hay debajo de él, y sabe por qué no quiero que nadie lo vea.
Así que empezamos con el calentamiento y los estiramientos. Puedo ver que lo de la flexibilidad no es su punto fuerte, pero, tranquilo, tampoco es el mío. No me cree cuando le digo que en un pasado remoto, cuando aún me importaba mantenerme sano, sí, era capaz de estirarme mucho más de lo que soy capaz ahora.
Luego al fin entramos al agua y, bien, esto no es una piscina tranquilita, sino un mar con oleaje en el que empieza a subir la marea, así que nadar desde luego es más difícil aquí… Y el hecho de que la rutina sea una tan exigente no ayuda demasiado. A pesar que acorto el número de “largos” (entre comillas porque no tengo una referencia clara para medir distancias así que más o menos nos las apañamos como podemos) en gran medida, es todavía demasiado para cualquiera de los dos, y puedo decir que Valkyon acaba genuinamente sorprendido por la dureza del entrenamiento… Y más aún cuando, al final del todo, resulta que no soy el que peor ha acabado.
-Vale… -Jadeantes y mojados, acabamos los dos en la orilla; yo disfrutando del vaivén de las olas y él creo que con ganas de gritarle al océano- Llevo toda mi vida subestimando la natación. Quiero disculparme formalmente por ello.
-Hay mucha gente que se cree que por saber nadar ya está hecho -Suelto aire mientras me echo el pelo mojado hacia atrás. Me duele un poco el pecho, ay, ya verás las agujetas, ay, me arrepiento de todo-. Pero es mucho más que saber patalear en el agua. Como todos los deportes, no es sólo lo físico, también tienes que tener una resistencia mental bastante importante… -A veces te dan ganas de simplemente rendirte y dejar que el agua te trague.
-Ahora que lo dices, se me ha aclarado la cabeza -Se lleva una mano a la frente casi parece que sorprendido-. Y estoy… Bueno, cansado. Supongo que he quemado esa energía extra.
-Entonces es un trabajo bien hecho.
No responde, simplemente deja escapar algún “Hm” afirmativo.
Los dos miramos hacia el horizonte. Como Eweleïn dijo, la luz ya se está escapando, y ahora el cielo se tiñe de los tonos cálidos del atardecer. Ninguno de los dos dice nada, y simplemente apreciamos el momento.
Es algo que ocurre todos los días, así que debería estar acostumbrado a ello, pero aún así el atardecer me impresiona. Es increíble cómo algo tan simple y rutinario puede tener tanta belleza… Y es algo completamente natural que está ahí para que todo el mundo lo vea y lo disfrute. Me pregunto cuánta gente estará mirando, en algún lugar de Eldarya, o en algún lugar del mundo humano; el atardecer.
Concretamente, me pregunto si una persona lo estará haciendo.
Si lo hiciera, los colores posiblemente le fascinarían. Sus ojos se perderían en los tonos cálidos, donde el rosa y el naranja se funden y con admiración tal vez intentarse guardar el atardecer para siempre.
Su atardecer tiene que ser distinto a este, el mar infinito que yo veo sustituido por el blanco de la nieve. Tal vez ni siquiera sea capaz de verlo a causa de una fuerte nevada, y el atardecer que a mí me captura ahora mismo le sea completamente indiferente.
No hay forma de saberlo.
-Esta isla tiene algo -La voz profunda de Valkyon me saca de mis pensamientos. Le miro de reojo, y en sus ojos veo la calidez del atardecer-. No sé qué es lo que es, pero llevo sintiéndolo todo el día.
-Hm -Hundiendo los dedos en la arena mojada a mi lado, reflexiono sobre sus palabras-. Creo que todos nos sentimos un poco así -Intento darle sentido-. Este sitio es… Raro -La mezcla entre Eldarya y el mundo humano, el misterio sobre la isla, su conexión con El Titiritero...
-No, es… -Frunce ligeramente el ceño, y el atardecer reflejado en sus ojos se vuelve turbulento- Es algo más. No sabría decir el qué. Pero hay algo en esta isla que me… Llama.
¿Le llama? Eso me descoloca un poco… Pero menos de lo que esperaba porque me encuentro con que le entiendo, al menos un poco. Tiene razón, hay algo especial en esta isla, una… Energía en el aire, tal vez, o algo, que me invita a querer descubrir todos sus secretos.
-No es una metáfora -Ahora me mira directamente, y veo que en su cara hay un tono de preocupación-. Llevo todo el día escuchando mi nombre. Nunca sé de dónde viene, siempre pienso que me lo estoy imaginando, pero… Pero creo que hay algo que de verdad me está llamando en esta isla.
-¿Oyes voces? -Vale, eso es… Eh, menos poético y más directo, desde luego.
-No voces, voces… Es más como un susurro, como… -Frustrado, le veo apretar los puños- No lo sé. A lo mejor me lo estoy imaginando de verdad.
-Deberías decírselo al resto -Propongo. Luego le echo una nueva mirada al atardecer, que cada vez se va oscureciendo más según el sol se esconde-. De hecho, deberíamos ir volviendo al campamento…
Me da la razón asintiendo.
Veo su cara de incomodidad al tener que ponerse en pie con el peso de sus pantalones mojados, y sonrío para mis adentros al apreciar mi bañador. Ha sido una buena inversión… Se seca bastante rápido y, sí, es incómodo y se queda pegado a la piel y, sí, me voy a estar quitando arena de encima durante los próximos tres meses, pero me gusta mucho, mucho, tener ropa de baño. Gracias, Purriry.
Volvemos al campamento pues. Ezarel y Nevra han debido de volver hace rato, y los dos tienen la misma cara mustia, debe ser que porque lo único que han hecho es pelearse entre ellos, pero en cuanto Nevra me ve aparecer se estira en su sitio y juraría que se le ilumina la mirada.
-Bonito bañador -Dice, con una sonrisa de oreja a oreja en la cara. ¿Bonito? No es que el diseño sea muy complicado, así que no sé… Su frase viene acompañada por la risa de Gèrard, que aprovecha para silbarme. ¿E-eh? ¿Qué pasa?
-No es el tipo de ropa que te sueles poner, desde luego… -Erika me mira con ojos muy abiertos. ¿Pero qué pasa?
-A mí también me ha sorprendido -Valkyon también se mete, mirándome desde lo alto con incomprensión-. Ahora que lo pienso, lo llevabas debajo de la ropa… ¿Has estado con eso encima todo el día?
-... Voy a cambiarme -Notando calor en las mejillas, simplemente digo eso y cojo mi bolsa de viaje-. ¿Cuál es nuestra tienda?
-La que prefieras -Cuando me giro para mirar a Nevra, él hace un movimiento bastante brusco para apartar su mirada de dónde sea que la tuviera y subirla a mis ojos-. Aún no habíamos hecho grupos, así que no he cogido ninguna.
-Bueno, Erika y yo vamos juntas -Eweleïn sonríe-... A menos que alguien tenga algo que decir al respecto.
Cri, cri, cri. Ezarel se cruza de brazos, Leiftan mira incómodamente en otra dirección.
-Pues eso -La sonrisa sólo se estira.
-Yo también debería cambiarme… -Valkyon se gira hacia Gérard- ¿Qué hay de ese masaje prometido? ¿Es buen momento?
-Perfecto -Y con una sonrisa radiante, Gèrard se remanga, sin dejar de mirar un sólo momento los aún expuestos pectorales de Valkyon. Nadie le culpa.
-Entonces tú y yo compartimos tienda -Gèrard parece conforme con eso también.
La disconformidad viene de Ezarel, que lanza un sonido indignado de repente.
-¡Y yo que quería hacer acampada contigo! -Protesta.
-¿Mala suerte? -Valkyon le mira casi extrañado- Te toca con Leift.
-¿Por qué siempre me toca con él? -Ante su pataleta, Eweleïn lanza una carcajada. Ezarel la fulmina con la mirada.
-Puedes venir a dormir conmigo y con Hiiro, si lo prefieres -Nevra le sonríe con toda la burla del mundo.
-No, no puede -Y dicho eso, me meto en una tienda cualquiera para cambiarme al fin.
Todavía escucho los gritos indignados de Ezarel un rato, pero al final debe ser que se calma, porque dejo de oirlos. En cuanto salgo de nuevo, ya cambiado, me avisan de que han empezado a preparar la cena así que simplemente me alejo todo lo posible del lugar en el que están cocinando, por la seguridad de todo el mundo. Me apoyo en un hombro de Nevra y simplemente dejo que me acaricie el pelo mientras miro con fijeza las llamas del fuego del centro del campamento que, con el cielo ahora a oscuras, es casi nuestra única fuente de luz además de las estrellas.
Valkyon y Gèrard aparecen después de un rato. Gèrard parece satisfecho con su trabajo, y debe ser que lo ha hecho bastante bien, porque en la cara de Valkyon veo un estupor bastante claro.
-Había oído los rumores, pero incluso con eso ha superado todas mis expectativas -Confiesa, frotándose el cuello, que ahora tiene expuesto porque se ha hecho un moño. No le queda… mal.
-¿Tan buenos masajes da? -Nevra mira a Gèrard con un toque de escepticismo.
-Soy muy habilidoso con las manos -Esa es su respuesta, de los mismos labios de Gèrard.
-Oh, de todas las veces que tienes para armar una frase completa, tiene que ser esa -Le doy un golpe en el brazo a modo de regañina. Déjale que hable cuando quiera…
La cena termina de prepararse y, rodeando al fuego, todos la consumimos, algunos reflexionando sobre el día de hoy, otros pensando en lo que nos espera mañana…
-Si hubiera sabido que íbamos a hacer una acampada junto al fuego, me hubiera traído mi ukelele -... Y Erika a su bola.
-¿El ukekhé? -Eweleïn la mira con incomprensión.
-Su mandolín -Aclara Nevra. Sigo diciendo que un ukelele es muy distinto a un mandolín, pero bueno.
-Es una verdadera lástima -Ezarel mira al fuego con cara de pena-. Seguro que prendía bien…
-¡Oye! -Erika hace un gesto ofendido desde donde está. Ezarel se burla de ella con una sonrisa- Al menos podríamos aprovechar el ambiente de campamento para hacer algo… Campamentoso.
-¿Historia de miedo? -Gèrard pronuncia esas palabras con una sonrisa mientras enciende su mechero, dejando que este ilumine su cara desde abajo y la llene de sombras tétricas.
-Aparte de que no creo que vayas a ser el mejor de los narradores, no estoy seguro de querer oír una historia de terror criónida -Nevra pone mala cara-. Hasta sus cuentos infantiles tienen sangre y horror.
-No quiero echar la cena, gracias -Ezarel hace una mueca de asco. En la cara de Gèrard aparece la decepción por un segundo antes de que su mechero se apague-. Creo que la noche que nos espera acampando al aire libre ya va a ser suficientemente de pesadilla, así que simplemente propongo que nos vayamos todos a dormir y mañana será otro día.
-Pensé que lo de la acampada te haría ilusión… -Habla Leiftan, que aún no se ha movido del sitio en el que se dejó caer antes y que simplemente gira el cuello para mirar a Ezarel- Ya sabes… Como eres un elfo tan conectado con la naturaleza y tal… -Debe ser algún tipo de broma interna, por cómo lo dice, y veo la ofensa aparecer en la cara de Ezarel.
-Mi puño va a conectar con tu cara -Leiftan hace un sonido seco que tal vez sea una risa.
-Bueno, como elfo diurno que eres, tienes que estar cansado -Eweleïn arquea una ceja-. Y diría que no eres el único…
No lo es, y ni siquiera intento esconder el mucho sueño que tengo mientras bostezo aún en el hombro de Nevra, sintiéndome cada vez más amodorrado. El ejercicio en la playa ha terminado de agotarme, y ahora con el estómago lleno y el calorcito del fuego estoy listo para tomarme un vaso de leche con galletas e irme a dormir. No muy lejos a mi derecha Valkyon también tiene cara de sueño, aunque a él se le da mejor disimular que a mí.
-No le diría que no a acostarnos directamente -Digo.
-Pero Hiirooooo, ¡estamos de acampada! -Erika me mira haciendo un puchero- ¡Hay que aprovechar!
-Es curioso, pensé que estábamos en una misión oficial de la Guardia -Ezarel se lo piensa.
En seguida empiezan a picarse entre ellos, con Erika aún pretendiendo montar su plan de acampada y Ezarel diciéndole que si quiere eso que la próxima semana se coja un saco de dormir y se vaya a acampar al bosque de Eel. Por una vez y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con el elfo, pero me limito a asistir a la discusión de forma ausente, cabeceando en el hombro de Nevra cada vez más somnoliento.
Sueño... De verdad que tengo sueño... Hmmnnnmmm...
...iir...
Si cierro los ojos un segundo… Tampoco es que me vaya a perder nada...
...iiro...
Cierro los ojos, sintiendo el placer del sueño al hacerlo, y noto cómo mi cuerpo se rinde a su pesadez y...
...Hiiro...
Siento una mano que toca mi hombro. Abro los ojos con sorpresa, sobresaltado, a punto de llamar un nombre, y lo primero que me recibe es el pico oscuro de un crowmero que me grazna en la cara.
Inmediatamente grito y me incorporo con un respingo, tropezándome con mis propios pies y cayéndome al suelo de forma bastante aparatosa. Escucho algún sonido de sorpresa, algún que otro "¿Estás bien?" y las carcajadas de un muy entretenido Ezarel.
-Hiiro… -Desde el banco de piedra en el que antes estaba sentado, Nevra me mira con una mezcla de emociones. Preocupación, lástima y, sin embargo, diría que mi torpeza le hace gracia también- Es sólo un crowmero, tranquilo.
-Ya sé que es sólo un crowmero, pero el susto me lo he llevado igual -Acepto la mano que me ofrece para levantarme y vuelvo a tomar asiento a su lado, quitándome el polvo del suelo de encima. Ay, mi codo… Me he clavado una piedra ahí…
-Bueno, al menos ahora sabemos que hay familiares en la isla -Leiftan intenta redirigir el tema lejos de mi persona, lo cual le agradezco en silencio, aunque las comisuras de sus labios apuntan hacia arriba ahora mismo.
-Es verdad, es el primero que veo -Eweleïn abre los ojos con sorpresa-. No me había dado cuenta hasta ahora…
-Oh, nosotros hemos visto familiares antes -Nevra sonríe de oreja a oreja-. Jamás adivinaréis el qué.
-Si me dices que un zarali, echo la pota -Ezarel amenaza.
-Dime por favor que era un zarali -Eweleïn nos mira casi con ilusión-. O un lovigis, ese también tendrá efecto… -Por el fondo, Ezarel finge una arcada.
-Pues no -Ahora Nevra parece casi decepcionado por nuestro encuentro. Oh, vamos, no dejes que los elfos te agüen la fiesta-. Era una bandada de draflayeles.
-¿Draflayeles? -Eso despierta a Valkyon, que se estira al instante- ¿Habéis visto draflayeles? ¿Aquí, en la isla?
-En el acantilado -La sorpresa de Valkyon consigue devolverle la sonrisa a Nevra-. Han aparecido de la nada y se han puesto a rodear a Hiiro… Parecían bastante interesados en su kimono.
-Entre eso y el crowmero, empiezo a pensar que eres una princesa de Disney, Hiiro -Fulmino a Erika con la mirada cuando dice eso-. No te hagas el duro, sabes que es un sueño hecho realidad.
I’m done.
-Me voy a dormir -Decido, habiendo tenido ya suficiente por hoy.
Erika intenta convencerme de que no lo haga, pero paso de ella y respondo vagamente al círculo de “Buenas noches” que me despide según me acerco a la tienda de campaña. Escucho a Ezarel por el fondo gruñendo algo de que si se quiere ir él también (debe ser que se estaba esperando a que otra persona lo hiciera primero) y deduzco que el resto también se irán a la cama dentro de poco… No sé si llegaré a enterarme, porque por lo que me tienen dicho, aparentemente tengo un sueño bastante pesado.
Justo cuando voy a entrar en la tienda, mientras aparto la tela de la misma, mi mirada se cruza con la de una criatura que me observa con ojos brillantes desde un lado. El mismo crowmero de antes, al que he espantado con mi aspaviento.
Le miro fijamente y él me devuelve la mirada sin moverse. Hay algo en él que me perturba… Un brillo de inteligencia en sus ojos que es muy distinto al que puede percibirse en un animal normal...
Ah.
Porque no lo es.
Es…
Rápidamente me lanzo a por la criatura, que tiene los reflejos suficientes como para salir revoloteando antes de que pueda acercarme siquiera. Con frustración aprieto el puño con el que pretendía darle caza, el de la mano izquierda.
Ese no era un crowmero normal, desde luego. Tenía que ser… El de la otra vez. ¿Entonces, los draflayeles de antes… no eran Él? ¿Y por qué se ha dejado ver? Podría perfectamente habernos estado mirando desde las sombras, pero no lo ha hecho, ha venido a posarse directamente en mi hombro…
… Porque sabe que no voy a decir nada. No puedo, no sin explicarles cómo es que sé que ese crowmero es algo más que un pájaro. Pero debería advertirles… Debería hacer algo…
-Hey -Me sobresalto cuando noto una mano posarse en mi brazo, y rápidamente me giro para ver a Nevra, que está justo detrás de mí-. Creo que te acompaño. No me apetece escuchar a Ezarel lloriquear más rato.
-Eh… -Todavía con la cabeza en otra parte, intento reorganizar mis pensamientos- ¿Q-quién tiene la primera guardia?
-¿Guardia…? -Tarda un poco en entenderme, pero al final lo hace y se lleva una mano a la frente- ¡Cierto! Bft, se me había olvidado que no estamos de vacaciones y hay que hacer esas cosas… -Me revuelve el pelo de forma cariñosa- Bien visto. Pareces hecho polvo, así que por el momento ve durmiendo, y ya te aviso cuando nos toque, ¿te parece?
-No, yo… -No puedo evitar fruncir el ceño. De repente, no tengo nada de sueño- Preferiría hacerlo ahora, si pudiera ser. Y ya… Ya dormiré luego.
-Pero tienes cara de cansado -Me acaricia una mejilla. El tacto de sus dedos, suave y frío, no consigue calmarme como lo haría normalmente, aunque el gesto me enternece-. Venga, ve a dormir. Te prometo que luego te despierto.
Medio aturdido aún por toda la situación simplemente mascullo algo que ni yo termino de entender y acepto el beso de buenas noches que me deja antes de volver hacia el fuego, posiblemente con la intención de establecer las rondas de guardia.
Sé que ya no voy a dormirme, pero tampoco quiero quedarme aquí como un pasmarote para que alguien me pregunte si es que me pasa algo, así que aunque sea para esconderme simplemente entro en la tienda y me echo sobre el saco de dormir.
Frustrado, me llevo las manos a la cara. En la oscuridad de mi mente, puedo ver los dos ojos del crowmero, que me observan con una perspicacia antinatural y maligna. Uno de ellos es completamente oscuro, pero el otro de repente se colorea con un tono violáceo que reconozco muy bien y la visión de los ojos cambia por una sonrisa que rezuma veneno.
Aparto las manos y abro los ojos, mirando fijamente el techo de la tienda.
Es lo único que veo durante los siguientes cuarenta minutos hasta que, sin yo quererlo, completamente en contra de mi voluntad y de forma inesperada y cruel, el sueño me obliga a sumirme en la oscuridad.---
(Narra El Titiritero)
Dulces sueños, Hiiro. No te olvides de pensar en mí.
La marioneta cae al suelo en pleno vuelo, muerta, una vez abro los ojos.
Me recibe la luna al otro lado de mi ventana, el frío de una noche menos cálida que la que acabo de percibir y la mirada impaciente de la más impertinente de las mujeres, que me observa con gesto irritado y postura a la par violenta y descocada.
-Memoria -Es la única palabra que mis labios susurran. No me molesto en voltearme hacia ella, la línea de mi mirada es reclamada por la noche más allá de la ventana y su cielo estrellado.
Pero que no la mire no significa que no la vea. Percibo el sutil movimiento de su cuerpo cuando, intentando imponerse de forma física sobre mis palabras, se estira todo lo que puede y eleva ligeramente su barbilla de forma prepotente.
-Memoria -Repite la palabra-. ¿Qué quiere decir eso?
-Quiere decir -Intento hablar con toda la parsimonia posible, aunque sólo sea para mellar un poco su ya de por sí escueta paciencia- que la Guardia de Eel está en la isla de Memoria.
-¿Dónde está eso? -En seguida noto la impaciencia en su voz.
-Al alcance de nuestra mano -No especifico más. No necesita su ubicación exacta, sólo saber que, de yo quererlo, puedo llevarla allí en un instante.
-Perfecto -Puedo escuchar sus labios curvarse, y perfectamente imagino el movimiento, teñido de morado con ese (a mi parecer exagerado) maquillaje suyo-. La noche será nuestra aliada par-
-Shhhh… -La interrumpo, llevándome un dedo a los labios mientras, ahora sí, me vuelvo a ella- No atacaremos, y desde luego no lo haremos esta noche.
Veo la furia en sus ojos. El peligro de esta, uno que sé que en cualquier momento puede hacer que la amenaza se transforme en acto, es capaz de medirse con el mío. Ninguno de los dos desea pelear ahora, sin embargo. Nuestra riña por el poder (una que los dos somos muy conscientes de quién es el que va ganando) aún no ha llegado al extremo de que ella intente defenestrarme en un impulso repentino o yo trate de degollarla sin, al menos, haber intercambiado unas palabras al respecto primero.
-Atacaremos -A pesar de ello, repite sus intenciones-. Estoy cansada de tus maquinaciones. Cada plan que trazas acaba en fracaso.
-¿Oh, es eso cierto? -Trato de provocarla con una sonrisa. Sé que surge efecto- Eres bienvenida a proponer tu propio plan de acción si por una vez tienes alguno.
-Atacar -Y… Se repite de nuevo-. No les dejemos una oportunidad para defenderse. Aplastemos a la Guardia de Eel. Es eso lo que intentamos hacer, a fin de cuentas.
-No todos tenemos tan escasas aspiraciones -Le recuerdo.
Deslizo mis piernas fuera del hueco de la ventana y de forma solemne me acerco a ella para plantarle cara. Aunque la diferencia de altura le dé la ventaja física a ella, y aunque su gesto enfadado y la tensión de sus músculos pretendan intimidarme, por supuesto eso no tiene nada de efecto en mí. Simplemente repito mi sonrisa.
-Sabes perfectamente que tengo en marcha un complejo juego de alianzas -Le recuerdo, apenas en un susurro. No necesito alzar la voz para hacer que se me escuche-. Un ataque descarado podría acabar con todas mis negociaciones muy rápidamente.
-Tus alianzas no nos serán necesarias si acabamos antes con la Guardia -Su respuesta suena como el ladrido de una de sus bestias. He de decir, su aliento posiblemente huela de la misma forma-. No sé para qué quieres tantos aliados, de todas formas. Tienes una armada a tu disposición si lo deseas.
Es así como lo cuenta el mito. Algún día, El Titiritero se alzará de entre las tinieblas junto a un ejército de marionetas para tomar el control de Eldarya… No tengo ni la más remota idea de quién fue que inventó de aquello, pero habré de agradecerle el hacerme más intimidante de lo que soy.
-No es tan sencillo, Naytili. Hay un proceso.
-Mientras tú estás procesando, yo habré acabado con la Guardia de Eel -Escucho el rechinar de sus tacones contra el suelo cuando avanza un paso-. Tu escaramuza en Lund'Mulhingar no nos trajo ningún resultado. No conseguiste matar al elfo y dejaste que el resto de la Guardia escapara. Por el otro lado, tu aliado falló por completo su misión de detonar el Gran Cristal y él solito condujo al fracaso lo que podía haber sido una incursión muy exitosa, si no hubiera salido corriendo con el rabo entre las piernas.
Ah, Niels. Por supuesto, va a estarme echando en cara eso durante mucho, mucho tiempo…
-Yo que tú -Habla directamente sobre mí, mirándome con fijeza- empezaría a cuestionar mis alianzas si lo único que van a hacer es hacernos perder tiempo.
-Oh, no te preocupes -Mi sonrisa se borra cuando devuelvo la mirada con el mismo tinte de desafío-. Hay una alianza que me cuestiono constantemente…
De nuevo, furia en sus ojos.
-La única razón por la que no le maté es porque espero que tengas planes para él -Sisea.
-La única razón por la que no le mataste es porque si lo hubieras intentado, yo te hubiera matado a ti inmediatamente después.
Podría responder a su furia con mi propia ira. Es una emoción que conozco, por desgracia, demasiado bien, y no me cuesta nada dejarla salir y crear una tormenta con ella.
Pero mantengo la calma, y ante el fuego de su enfado yo respondo con simple frialdad, una que ella no va a poder derretir y que, de hecho, puedo ver cómo calma sus llamas a cada palabra que pronuncio.
-Latteria -Veo frustración en sus ojos cuando escucha la palabra-. Fuiste tú la que huyó “con el rabo entre las piernas” allí… E incluso tenías tu propia armada a tus pies.
-Esos humanos endebeles n-
-Fuiste tú la que falló -La recuerdo-. Aquello fue cosa tuya. Humanos o no, si tan capaz te crees para aplastar la Guardia de Eel por tu cuenta, entonces deberías haber hecho eso, en lugar de dejar que un “patético lorialet”, como te gusta referirte a él, te asustase.
Su gesto se tuerce de nuevo en una mueca de enfado, marcando aún más las arrugas de su piel, tantas veces doblada de esa misma manera. Ahora soy yo el que se adelanta.
Y de nuevo escucho sus tacones rechinando cuando ella da un paso atrás.
-Yo nunca rompo un trato, Naytili -Simplemente hablo-. No pienso romperlo contigo, a menos que tú lo hagas primero y, créeme, si lo haces, ese día será tu perdición. Pero déjame recordarte: no eres necesaria. No te concedas más importancia de la que realmente tienes.
En su día fue imprescindible para sacarme de esa maldita torre, pero ahora su presencia es más una molestia que otra cosa. Su antipatía, su reticencia a colaborar, su impaciencia y su ego no hacen sino cansarme. Y tengo paciencia, tengo mucha paciencia…
Pero empieza a acabárseme.
-Acabaremos con la Guardia de Eel -Permito que mi tono firme se relaje un poco, pero sólo lo mínimo para que sepa que, aunque la esté amenazando, aún hay la suficiente generosidad en mí como para dejar que salve su vida si se porta bien-, pero en su debido momento. Por el momento, déjame mover mis piezas, Naytili.
Por un necio instante pienso que he conseguido mi victoria al intimidarla, pero todas mis ilusiones se disuelven cuando la determinación vuelve a su mirada y sus puños se aprietan.
-Desgraciadamente, no tengo tanta paciencia como para quedarme a un lado viendo cómo tú manejas quién sabe qué hilos -El desafío en su voz me irrita, aunque tal vez sea porque no estoy acostumbrado a que la gente me plante cara-. No veo ningún progreso por tu parte y no sé cuáles son tus planes. Quiero un ataque directo, una oportunidad para barrerles a todos del mapa. Si fallo, que no pretendo hacerlo, entonces podrás hacer lo que quieras. No me entrometeré en tus alianzas, o lo que sea que pretendas hacer.
Por una vez dice algo con sentido.
Me lo pienso. Tal vez deba darle este caramelo, si eso va a conseguir que deje de cuestionar mis acciones… Aunque puede ser peligroso. Dependiendo de a quién decapite, puede hundir algunas de mis posibles alianzas… Pero si nos deshiciéramos de los que sobran tampoco saldríamos perdiendo exactamente.
-Está bien -Me arrepiento de mi cesión nada más hacerla. Los colmillos de una víbora asoman en la sonrisa que mis palabras causan-. Atacaremos.
-Esta noche.
-No -Una chispa irritada en sus ojos-. Es tarde y no estamos preparados. Marie Anne debe estar durmiendo ya, y si Niels no lo hace es porque debe estar ocupado en su forja. No me gustaría incomodarles a estas horas de la noche.
-¿Cuándo propones que ataquemos, entonces? -Si tan sólo fueras así de dócil siempre… Me serías mucho más útil.
-En el momento preciso -Sus labios se fruncen ligeramente, y a mí eso me hace sonreír-. Tranquila… Te prometo que no tendrás que esperar mucho.
-Más te vale.
Con esas palabras, que salpican veneno, gira sobre sí misma en un movimiento brusco y se encamina hacia la puerta. Que me golpee con su coleta al girarse es posiblemente algo intencional, pero no voy a dejar que esa chiquillada gane una reacción por mi parte.
-¿Cuándo me has visto rompiendo una promesa? -Digo simplemente.
No obtengo más respuesta que el repiqueteo de sus botas en el suelo de piedra y el gruñido ocasional de alguna de sus bestias cuando estas la acompañan más allá del límite de la puerta.
Por supuesto que no voy a dejar que esas cosas entren en mi propia alcoba. No debería permitir la presencia de Naytili tampoco, no especialmente cuando mi mente está en un lugar tan lejano como es Memoria, pero es necesario ceder un poco para que se sienta importante… Aunque sus aires de grandeza empiezan a hartarme.
Me acerco a la puerta para cerrarla, dando dos vueltas a la llave que inmediatamente llevo a la mesilla para dejarla descansar junto al libro que, me temo, no voy a poder continuar esta noche.
Dando la espalda a la lectura, me giro hacia el escritorio, donde una pequeña licorera y un vaso de cristal me aguardan. Diré que es para ayudar al sueño y no para escapar a la inevitable tormenta que está por desatarse en mi mente.
El licor arde en mi garganta, pero no es más amargo que mis pensamientos. Ahora que Naytili no está presente, puedo dejarme caer sobre la silla y dejar escapar en un suspiro mi verdadera opinión sobre tener que poner un pie en Memoria. En mi postura esparcida sobre la mesa, cansada y hundida, se puede intuir un cierto aire de derrota.
Condenado elfo.
Empiezo a guardarle un verdadero rencor, e imaginar su sonrisa burlona y victoriosa no ayuda a que mi humor mejore. Que fuera capaz de seguir mi rastro hasta Lund’Mulhingar me pareció más entretenido que amenazante, pero que escapara a mi trampa fue un golpe directo a mi orgullo… Y ahora esto. Vete a saber cómo, porque pensé que no había dejado nada detrás de mí, ha sido capaz de localizar Memoria y llevar allí a la Guardia.
Acaba de subir unas cuantas posiciones en mi lista de personas a las que quiero matar. Tal vez le corte la cabeza si se me presenta la oportunidad en Memoria… A fin de cuentas, ya que voy, qué menos que aprovechar para quitarme un par de pesos de encima. Con un poco de suerte la chica del Oráculo se enfadará lo suficiente como para invocar a esa cosa…
Pero sigo sin querer ir.
Porque la memoria es una de las cosas a las que más temo. El recuerdo de un pasado que no soy capaz de rememorar del todo sin que el pánico me invada, el dolor de algo que, aún tan lejano en el tiempo, escuece como una herida recién abierta.
El vaso se vacía más rápido de lo que esperaba. Molesto por la ausencia de bebida, sirvo otra copa, intentando recordarme a mí mismo lo malo que son los excesos y forzándome a hacer la promesa de que será la última. A pesar de eso, miro con reticencia el vaso, trazando con un dedo la circunferencia de su borde, sin atreverme a beber de él.
Han pasado doscientos años.
Doscientos años en los que no he hecho más que acumular rencor contra la Guardia. He trazado mil planes de venganza, los he descartado todos, los he vuelto a hacer. He pensado en cómo salvar este mundo, he pensado en cómo destruirlo. He planeado cómo, y he estado a punto de en múltiples ocasiones, tomar mi propia vida.
Conozco la derrota, conozco la pérdida y conozco el dolor. Debería haber sido inmunizado ante ellos hace mucho tiempo… Y, sin embargo, no lo estoy.
En mi corazón, sigo siendo…
Me levanto, copa en mano, y de nuevo me acerco a la ventana. La luna al otro lado me tiñe con su luz melancólica, y yo alzo en su dirección mi vaso, hacia ella y hacia el cielo nocturno.
Un brindis. Por la memoria.
Vacío el contenido de mi vaso en apenas unos tragos, y de nuevo el alcohol calienta mi cuerpo durante unos instantes.
Luego vuelvo a mi escritorio y sobre él dejo mi vaso vacío. Los papeles que allí tenía a medio escribir, los planes para mi próxima alianza, juzgan mis decisiones y me acusan en silencio.
Mis disculpas. Prometo que me pondré con ello después de este viaje… Sería una lástima dejar pasar a alguien con unas habilidades tan interesantes.
Pero por ahora, será mejor dormir y descansar. Mañana voy a ver a alguien muy importante…
Tengo que estar guapo.
Vaya, hemos tenido un invitado sorpresa... Ha sido un añadido de último momento, pero no me disgusta cómo ha quedado, aunque me costó media vida escribir esa parte (?
Pues nada, pues eso, que ya estamos tiene pinta, porque no hay mucho más que decir. Una pena.
Me gustaría hacer alguna reaparición por aquí en Halloween, porque...
Prirenna el año pasado escribió:
Queda sellado para canon si el fic sigue en pie el año que viene que el capítulo de Halloween será Nevra intentando arruinarle Halloween a Ezarel... y la venganza del elfo e.e
Tengo una idea muy chula que me gustaría hacer. Pero ya se verá. Este año está siendo difícil, parece. A las malas muy malas apareceré dentro de un mes para el cumpleaños de Niels uwu
Muchos besitos hasta entonces y que vaya todo bien. Si hay alguien leyendo, le doy muchas veces las gracias por leer <3